Querida persona que me hizo bullying por mi parálisis cerebral.
Recuerdo como si hubiera sido ayer que en el año 2012 me hiciste burla por la manera en que caminaba en ese entonces. Esa manera peculiar de deambular por los pasillos de la escuela, con el pie en punta y un poco “gracioso”, como si hubiera pisado huevo. Pensarás que lo hacía a propósito, pero, ¿sabes qué? No lo hacía adrede. Lo que tengo tiene un nombre y se llama PARÁLISIS CEREBRAL INFANTIL. Pensarás que tengo el cerebro paralizado, y no te culpo, yo también lo pensaba cuando me lo informó mi neuróloga allá por el año 2006. Para tu información no nací así, tuve un derrame cerebral cuando era bebé, sí, más o menos a la edad que tiene tu hija, un poco menos. Los filamentos motores se dañaron y justamente ahí me diagnosticaron con parálisis cerebral infantil. Me acostumbré a nombrar mi condición, como si de un mantra se tratara cuando me preguntan Mili, ¿qué te pasó? Y yo les respondo con toda sinceridad posible, que tuve un derrame cerebral y me quedó esta secuela. Cuando digo “derrame cerebral” ahí sí saben de lo que hablo.
Ese día estaba muy feliz porque me había sacado un diez en el examen de francés, cuando toda mi felicidad se opacó por completo al verte imitándome. “¿Qué ganará con eso?” Pensé “¿Experimentar qué se siente convivir día tras día con algo que no elegiste y, además, cuando lo nombrás, se les venga una idea equivocada?” Así pensaba cuando te vi, pero, para mi sorpresa, no fue así. No recuerdo la razón del por qué lo hiciste, pero lo que sí, es que me dolió como si fuera una daga clavada en el corazón.
Debo recalcar que me dolió demasiado cuando me imitaste y me puse a llorar como si un familiar muy querido mío hubiese fallecido esa misma tarde. Luego hablé con Isabel, mi psicóloga de ese entonces, de lo que había ocurrido. Ella me dijo que te ignorara, pero ¿cómo se puede ignorar a una persona que te ha hecho daño? Entonces, a partir de ahí, me dediqué a investigar más de lleno sobre la parálisis cerebral. Es ahí cuando leí la palabra Hemiparesia que es la disminución (no parálisis) de fuerza motora que afecta en un brazo y en una pierna, ocasionada por un daño cerebral. Luego de leer, me sentí identificada con el término hemiparesia, más que con el de parálisis cerebral.
No sé cómo no te arrepentiste de haberlo hecho, yo si fuera tú pediría perdón mil veces por haberle hecho burla a una persona con discapacidad, más en concreto: a una compañera de tu mismo año escolar.
En fin, no seré rencorosa, sólo deseo que te vaya bien y que logres todas tus metas en la vida. ¡Ah! Me olvidaba quiero que sepas que nadie está exento de tener una discapacidad o una lesión cerebral. Y también quiero que sepas que aún teniendo hemiparesia soy feliz y nada me va a detener para cumplir mis metas y sueños.
¡Buena suerte! 😊.
Recuerdo como si hubiera sido ayer que en el año 2012 me hiciste burla por la manera en que caminaba en ese entonces. Esa manera peculiar de deambular por los pasillos de la escuela, con el pie en punta y un poco “gracioso”, como si hubiera pisado huevo. Pensarás que lo hacía a propósito, pero, ¿sabes qué? No lo hacía adrede. Lo que tengo tiene un nombre y se llama PARÁLISIS CEREBRAL INFANTIL. Pensarás que tengo el cerebro paralizado, y no te culpo, yo también lo pensaba cuando me lo informó mi neuróloga allá por el año 2006. Para tu información no nací así, tuve un derrame cerebral cuando era bebé, sí, más o menos a la edad que tiene tu hija, un poco menos. Los filamentos motores se dañaron y justamente ahí me diagnosticaron con parálisis cerebral infantil. Me acostumbré a nombrar mi condición, como si de un mantra se tratara cuando me preguntan Mili, ¿qué te pasó? Y yo les respondo con toda sinceridad posible, que tuve un derrame cerebral y me quedó esta secuela. Cuando digo “derrame cerebral” ahí sí saben de lo que hablo.
Ese día estaba muy feliz porque me había sacado un diez en el examen de francés, cuando toda mi felicidad se opacó por completo al verte imitándome. “¿Qué ganará con eso?” Pensé “¿Experimentar qué se siente convivir día tras día con algo que no elegiste y, además, cuando lo nombrás, se les venga una idea equivocada?” Así pensaba cuando te vi, pero, para mi sorpresa, no fue así. No recuerdo la razón del por qué lo hiciste, pero lo que sí, es que me dolió como si fuera una daga clavada en el corazón.
Debo recalcar que me dolió demasiado cuando me imitaste y me puse a llorar como si un familiar muy querido mío hubiese fallecido esa misma tarde. Luego hablé con Isabel, mi psicóloga de ese entonces, de lo que había ocurrido. Ella me dijo que te ignorara, pero ¿cómo se puede ignorar a una persona que te ha hecho daño? Entonces, a partir de ahí, me dediqué a investigar más de lleno sobre la parálisis cerebral. Es ahí cuando leí la palabra Hemiparesia que es la disminución (no parálisis) de fuerza motora que afecta en un brazo y en una pierna, ocasionada por un daño cerebral. Luego de leer, me sentí identificada con el término hemiparesia, más que con el de parálisis cerebral.
No sé cómo no te arrepentiste de haberlo hecho, yo si fuera tú pediría perdón mil veces por haberle hecho burla a una persona con discapacidad, más en concreto: a una compañera de tu mismo año escolar.
En fin, no seré rencorosa, sólo deseo que te vaya bien y que logres todas tus metas en la vida. ¡Ah! Me olvidaba quiero que sepas que nadie está exento de tener una discapacidad o una lesión cerebral. Y también quiero que sepas que aún teniendo hemiparesia soy feliz y nada me va a detener para cumplir mis metas y sueños.
¡Buena suerte! 😊.
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